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Prevención de Enfermedades

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La importancia de tomar conciencia es la prevención en el ámbito de la salud, que constituye un aspecto fundamental para una vida larga y satisfactoria. Todos aspiramos a alcanzar la longevidad, pero para lograrlo es necesario recorrer un camino largo, lleno de obstáculos. Sin embargo, es posible llegar a esa meta, y hacerlo de la mejor manera: de pie, caminando, riendo, disfrutando de la compañía de nuestros seres queridos, comiendo y hasta duchándonos por nosotros mismos. Creo que esa sería la verdadera meta en términos de salud.

Hoy en día, la esperanza de vida promedio de la población oscila entre los 75 y los 85 años. Sin embargo, existe un número considerable de personas a nivel mundial que superan estos promedios y alcanzan o incluso superan los 95 años. Esto plantea preguntas y dudas: ¿por qué algunas personas logran vivir más tiempo y otras no?

Fundamentalmente, al nacer se define una parte de nuestra salud, es decir, si nacemos completamente sanos o si venimos al mundo con alguna patología adquirida genéticamente. Si la persona nace sana, su salud dependerá de su niñez y de los hábitos que vaya adquiriendo a lo largo de su vida. En cambio, si la persona nace con patologías genéticas adquiridas (por ejemplo, diabetes), no significa que no tenga oportunidades de llevar una vida saludable; claro que sí las tiene, aunque probablemente tendrá restricciones en cuanto a su estilo de vida. Sin embargo, todo proceso de enfermedad puede ser prevenido.

Una vez que una patología se ha manifestado, es posible mitigar su avance mediante medidas que se enfoquen en prevenir la enfermedad, reducir los factores de riesgo, detener su progreso y minimizar sus consecuencias. Existen algunas patologías que pueden ser detectadas con antelación gracias a los antecedentes genéticos (como los de los padres), tales como tumores (en el colon o en la mama), diabetes e hipertensión arterial.

Existen enfermedades que pueden prevenirse desde el principio o mitigar su impacto, avance y consecuencias. Entre estas enfermedades se encuentran: la varicela, parotiditis, neumococo, hepatitis A y B, gripe, fiebre amarilla, difteria, rabia, rubéola, tétanos, virus del papiloma humano, tuberculosis y poliomielitis. La prevención de estas enfermedades se logra principalmente a través de la vacunación, buenos hábitos alimenticios, un adecuado descanso, ejercicio físico regular, chequeos médicos frecuentes y el lavado de manos.

Además, existen enfermedades crónicas no transmisibles que pueden prevenirse (aunque no mediante vacunas). Estas enfermedades suelen ser el resultado de una combinación de factores genéticos, fisiológicos y ambientales. Entre ellas se encuentran las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, las enfermedades respiratorias crónicas y la diabetes. Aunque no siempre es posible evitar su aparición desde el principio, es posible disminuir su avance y evitar graves consecuencias mediante un estilo de vida saludable, hábitos adecuados de sueño, ejercicio regular y controles médicos periódicos.

Importancia del autocuidados

El autocuidado es la capacidad del individuo, la familia o la comunidad para mantener y promover su propia salud, prevenir enfermedades y afrontarlas. El autocuidado abarca desde la adopción de buenos hábitos y un estilo de vida saludable hasta mantenerse informado sobre temas de salud, tomando precauciones cuando sea necesario. Esto incluye, por ejemplo, el uso de condones para prevenir enfermedades de transmisión sexual (ETS) y el virus del papiloma humano (VPH), evitar el consumo de sustancias prohibidas, reducir el consumo de alcohol y cigarrillos, entre otras acciones.

El individuo, tanto de manera autónoma como en familia y comunidad, desempeña un papel fundamental en el autocuidado y en la prevención de enfermedades. Este proceso depende en gran medida de las decisiones que tomamos en cuanto a nuestra salud. Cada elección que hacemos sobre lo que comemos, si realizamos o no ejercicio, y si nos exponemos a factores que puedan afectar nuestra salud a mediano o largo plazo, influye directamente en nuestro bienestar.

Medidas preventivas para la prevención de la salud

Si lo primordial de la prevención es evitar, en la medida de lo posible, la aparición de enfermedades o, en su defecto, reducir los impactos negativos y asegurar una recuperación pronta y efectiva, es fundamental poner en práctica todas las medidas necesarias. Existen factores de riesgo que son los principales causantes de la mayoría de las enfermedades crónicas, entre los cuales se encuentran: el consumo de tabaco, los malos hábitos alimenticios, el consumo de alcohol y otras sustancias, y el sedentarismo.

Es posible tomar el control de nuestra salud, tanto a nivel individual como familiar, siguiendo algunos consejos clave. Un aspecto importante es conocer los antecedentes familiares y las patologías que puedan estar presentes en nuestra descendencia. Al estar al tanto de los antecedentes genéticos, podemos tener una referencia para prevenir posibles enfermedades o, al menos, mitigar su avance.

La salud bucal es otro factor crucial en la prevención de enfermedades. El buen cepillado (2 o 3 veces al día), el uso de hilo dental, y las visitas al odontólogo al menos dos veces al año son prácticas recomendadas. Además, es fundamental realizarse exámenes de sangre, orina y heces durante los chequeos médicos, lo que se recomienda al menos dos veces al año (aunque puede variar según las indicaciones médicas), visitar al oftalmólogo una vez al año es de igual importancia. También asegurarse de recibir las vacunas y sus refuerzos correspondientes, ya que si no se realizan estos refuerzos, las vacunas pueden perder eficacia.

La actividad física es otro pilar fundamental para mantener una buena salud a lo largo de la vida, comenzando a partir de los 5 años. Se recomienda realizar actividad física de manera regular y consultar al médico antes de iniciar un programa de ejercicio. Una vez autorizado, es importante comenzar de manera gradual e ir aumentando la frecuencia de forma progresiva, siempre con ropa y calzado adecuados.

Asimismo, se recomienda consumir productos naturales siempre que sea posible, como frutas, vegetales y té (preferiblemente sin bolsitas). Si se decide comenzar a tomar productos naturales para tratar una patología específica (como la diabetes o la hipertensión), es esencial consultar con el médico antes de hacer cualquier cambio, especialmente si ya se está tomando medicación, el lavado de manos debe estar siempre en primera barrera de prevención de enfermedades.

Reflexiones en la prevención de la salud

Tomar conciencia hace una gran diferencia. Hacer cambios significativos en el estilo de vida, incorporando buenos hábitos como una alimentación equilibrada, ejercicio regular, lectura y la disposición a pedir ayuda cuando sea necesario, puede mejorar nuestra salud considerablemente. Nunca debemos ignorar síntomas o problemas pensando que no tienen solución; buscar orientación y atención médica es fundamental.

Es importante también entablar círculos sociales positivos que nos apoyen emocionalmente, lo cual contribuye al bienestar general. Mantenerse hidratado es otro aspecto esencial para la salud, así como el lavado de manos, que debe ser una práctica constante para prevenir enfermedades.

Realizar controles médicos y odontológicos de manera regular es clave para detectar posibles problemas de salud antes de que se conviertan en enfermedades graves. Una buena recomendación es organizar un calendario de chequeos, consultas, exámenes y controles al inicio de cada año.

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