La etapa de la juventud adulta abarca desde los 19 hasta los 40 años. Antes de esta, se encuentran las etapas de la lactancia y la adolescencia, las cuales van evolucionando conforme a la edad. La edad media se extiende desde los 41 hasta los 60 años, y a partir de los 60 años, se considera la etapa de adulto mayor. En este artículo, quiero resaltar la importancia de cuidarse y mantenerse saludable durante las etapas de la juventud adulta y la edad media.
Desde el nacimiento, es esencial enseñar buenos hábitos y promover un estilo de vida saludable. Sin embargo, si no se ha hecho en etapas anteriores, la juventud adulta y la edad media son momentos clave para comenzar a cuidar de la salud o mejorar hábitos en favor de un estilo de vida adecuado. Durante esta etapa, se es más consciente e incluso independiente en la toma de decisiones sobre cómo llevar una vida saludable. Esto incluye elegir una buena alimentación, realizar ejercicios, leer y manejar el estrés, entre otras acciones.
El objetivo es prolongar la buena salud y llegar a la etapa de adulto mayor en las mejores condiciones posibles, para poder disfrutar de una vida tranquila y feliz.
Algunas enfermedades que pueden padecer entre los 19 y 40 años y los 41 y 60 años.
Si bien es cierto que ambos sexos (masculino y femenino) pueden padecer ciertas patologías, algunas de ellas son específicas de cada uno. A continuación, se presentan ejemplos de algunas de estas patologías en diferentes etapas de la vida:
En la mujer, en la juventud (de los 19 a los 40 años):
- Salud reproductiva
- Enfermedades tiroideas
- Infecciones del tracto urinario (ITU)
- Problemas de salud mental
En el hombre, en la juventud (de los 19 a los 40 años):
- Problemas testiculares
- Problemas de salud mental
- Lesiones (derivadas de deportes o trabajos físicos exigentes)
- Hipertensión
En la mujer, en la edad media (de los 41 a los 60 años):
- Cáncer de mama
- Osteoporosis
- Síntomas de la menopausia
- Enfermedades cardiovasculares
En el hombre, en la edad media (de los 41 a los 60 años):
- Enfermedades cardiovasculares
- Problemas de próstata
- Hipertensión
- Diabetes tipo 2
Es importante tener en cuenta que el cuidado preventivo, la detección temprana (como chequeos médicos y exámenes) la adopción de hábitos saludables son clave para prevenir o manejar estas condiciones, promoviendo una mejor calidad de vida en ambas etapas.»
Concejos en la prevención de estas enfermedades
Es posible evitar y minimizar el impacto de ciertas patologías si llegaran a aparecer, aplicando un buen estilo de vida y ciertos hábitos. La alimentación es un factor fundamental desde que estamos en el vientre, y lo seguirá siendo a lo largo de toda la vida, hasta el final. La alimentación desempeña un papel crucial para la salud. No quiero decir con esto que nunca puedas comer fuera de lo saludable (un dulce, una pizza, una hamburguesa, entre otras cosas), pero todo tiene un límite. Si llevas un buen estilo de vida, cuando consumas estos alimentos ocasionalmente, no tendrán un gran impacto, como sí lo tendrían si los comieras a diario.
El ejercicio también juega un papel fundamental. Si no puedes realizar ejercicios en un gimnasio, no te preocupes. Existen otras actividades que son igualmente beneficiosas para la salud, como caminar. Puedes realizar caminatas de 30 minutos o un poco más, al menos cuatro veces por semana, si tus obligaciones no te permiten hacer ejercicio con regularidad. Otras opciones incluyen andar en bicicleta, nadar, o practicar deportes como el voleibol o el baloncesto. Lo importante es no dejar de realizar alguna actividad física y evitar llevar una vida sedentaria.
Además, manejar el estrés es crucial para tu bienestar. Puedes hacerlo a través de prácticas como la meditación, el yoga, el mindfulness o buscando la ayuda de un terapeuta. No dejes que el estrés se apodere de ti; es fundamental aprender a gestionarlo para mantener un equilibrio emocional y físico.»
Recomendaciones
Toma el control de tu salud, tomando conciencia de la importancia del autocuidado y adquiriendo buenos hábitos para mantener un estilo de vida saludable. Realiza chequeos médicos anuales y los exámenes correspondientes. Si aún no puedes acudir a un nutricionista, empieza incorporando alimentos que te proporcionen nutrientes y beneficios para tu salud. Consume la cantidad de agua que tu cuerpo necesita (al menos 2 litros al día). Asegúrate de dormir entre 7 y 8 horas cada noche. Practica ejercicios que se adapten a tu estilo de vida y, con el tiempo, aumenta tanto la duración como la variedad de los mismos.
Recuerda realizar tus cepillados regulares durante el día (máximo 4 veces), y visita al odontólogo al menos dos veces al año. Consulta al oftalmólogo una vez al año, y también al ginecólogo o urólogo, dependiendo de tu género, una vez al año. Realiza actividades que te permitan compartir e interactuar con otras personas, promoviendo así una vida sociable. Además, incluye la lectura en tus hábitos, ya que es una excelente manera de cuidar tu mente y continuar aprendiendo.
Al seguir estas recomendaciones, te aseguro que puedes evitar algunas de las patologías mencionadas anteriormente, o, en caso de que lleguen a aparecer, podrás controlar su avance y minimizar su impacto. Es importante también considerar los primeros años de vida, los cuales están relacionados con otros factores y patologías, pero en las etapas de juventud y edad media, muchas condiciones son prevenibles si tomas el control de tu salud.»